martes, 23 de noviembre de 2010

Y llegaron las elecciones....

Como ocurre cada dos años, una parte del claustro de la universidad de la laguna se renueva en un ejercicio democrático... ¿Democrático?..... no avancemos acontecimientos. En esta ocasión es el turno de elegir los representantes de los alumnos en el claustro de la universidad que, matizando, es el máximo órgano de representación dentro de la universidad, que no de gobierno, en el que tiene cabida toda la comunidad universitaria. Esto es, tanto profesores como alumnos, funcionarios y personal contratado tienen representación.

A este órgano se llevan las propuestas de todos los sectores representados, se debaten y finalmente se votan para llevarlos a otro órgano superior para que, si así se estima, sean procesadas. Este recordatorio parte de la desinformación respecto al proceso electoral puesto que muchos alumnos a la hora de votar ni sabían porque lo hacían. Y es que parece que los candidatos estaban más ocupados en otras cosas que en informar al electorado, pero continuemos.

Por tanto los intereses de todos los miembros de la comunidad educativa están representados, consiguiendo un equilibrio armónico que redunde en el mejor funcionamiento de las instituciones públicas y de la comunidad educativa. Si bien este sistema presenta numerosos defectos, como el porcentaje de representación por sectores que es claramente desproporcionar al peso de los mismos dentro del sistema educativo, es un sistema diseñado para garantizar los derechos y deberes de todos.


Ahora bien, si durante el proceso electoral que tuvo lugar el día 22 de noviembre de 2010, lo único que se pone de manifiesto es la competitividad de los grupos claustrales que se presentan y un proceso marcado por las campañas de desprestigio al rival a toda costa, basados en una crítica negativa y en una lucha por el poder en pro de los intereses particulares de cada grupo, es normal que la participación no llegue ni al 10%. Y dejando al margen las promesas de los grupos claustrales que, a todas luces, son imposibles de cumplir y realizar (como aquella propuesta de adelantar las becas) que lo único que fomentan es la no motivación por parte de los alumnos a votar, sino que es de resaltar el penoso espectáculo que dieron tanto los candidatos de las listas (incumpliendo la normativa promoviendo el voto en el periodo de reflexión) como los observadores de las mismas que lo único en que se centraron fue en ocuparse de rellenar reclamaciones en contra del rival y no de centrarse en su verdadera función. Y es que, sin duda alguna, estos comicios pasarán al recuerdo no sólo por su baja participación, sino por la gran cantidad de denuncias a la comisión electoral, y esto último son palabras de uno de los grupos claustrales (AMEC http://amec.wordpress.com/).

Para los alumnos que éramos, al fin y al cabo, los que elegíamos representantes nos quedará el recuerdo de la decepción puesto que la elección de los miembros claustrales no sólo estuvo marcada por la polémica de las rivalidades, sino por las irregularidades en los procesos de selección en las candidaturas. Todo esto que se ha detallado tendrían que tenerlo en cuenta los propios grupos electorales para próximas elecciones puesto que lo único que hacen es desmotivar y deslegitimizar el sistema que, con mucho esfuerzo, nos costó conseguir. Esperemos que para próximas ocasiones estos lamentables hechos no se repitan y que los grupos claustrales aprendan la lección y trabajen en beneficio de la comunidad educativa en general, y de los alumnos en particular, dejando al margen ideologías que no tienen cabida en estos niveles. Y es que el mayor castigo que se les podía proporcionar es el de no acudir a votar, tal y como sucedió. 

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